
Grupos de Pastoral
LITURGIA
Proviene del término griego leitourgia, es decir, la obra, la acción o la iniciativa tomada libre y personalmente por una persona en favor del pueblo, del barrio, de la ciudad o del estado (Nuevo diccionario de liturgia, pp.1145 y 1153).
Es una acción sagrada a través de la cual, con un rito, en la iglesia y mediante la iglesia, se ejerce y continua la obra sacerdotal de Cristo, es decir la santificación de los hombres y la glorificación de Dios.
PASTORAL LITURGICA
La pastoral litúrgica es la acción pastoral que tiende a lograr la participación plena, consciente y activa del pueblo en los signos del culto.
Plena, es decir, total participación de todo el hombre; equivalente a una participación interna y externa (SC, n.19), mediante las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales (SC, n.30), pues la liturgia se expresa con signos y es manifestación de la iglesia.
Consciente, que se de cuenta de que y en que participa. Es fruto de una educación litúrgica adecuada, basada en la catequesis. No basta tener buena voluntad; no basta que los textos litúrgicos se traduzcan e incluso se adapten. Se necesita una iniciación litúrgica constante.
Activa, equivale a decir participación armoniosa. La plena participación activa se obtiene cuando se añade también la participación sacramental.
EQUIPO LITURGICO
Es un equipo de primer orden para garantizar no solo la buena marcha de las celebraciones desde el punto de vista de la participación de los fieles, sino también desde la perspectiva de toda pastoral de la liturgia y de los sacramentos.
1) ESENCIA
El equipo se ocupa de la preparación y animación de las celebraciones es un grupo variado, representativo de lo que es la comunidad: agrupa a ministros ordenados que van a presidir las celebraciones, algunos religiosos y religiosas y sobre todo laicos, adultos mayores y jóvenes, casados y solteros.
Debe permanecer abierto. En todo caso si los miembros son muchos, se puede haber una rotación a la hora de distribuir los servicios, o en subgrupos que cuiden de los diversos sectores y de las celebraciones especializadas, pero que a la hora de la reflexión y de la oración formen la unidad.
2) FINALIDAD
Preparar bien la celebración
Su tarea inmediata es preparar los aspectos de una celebración comunitaria:
Preparación material del lugar. Digno, bello y acogedor.
Distribución de los espacios y asientos, tanto de la asamblea, como de los ministros que actúen en el presbiterio.
Ambientación del atrio de la iglesia, sobre todo en los tiempos litúrgicos más fuertes y en las fiestas.
Ambientación musical, cuando van llegando los fieles.
Distribución de servicios, al menos para las misas de los domingos y fiestas y de ser posible, también para cada día de la semana.
La selección de los cantos, adaptados tanto a la comunidad como al momento concreto de la celebración.
Visión a largo plazo
Descubrir aspectos que puedan mejorarse en la celebración.
Previsión de celebraciones futuras, que todavía están lejos en el tiempo, pero que por su importancia deben ser preparadas con esmero, principalmente las del Triduo Pascual.
3) SUS TAREAS
Antes de la liturgia. Una preparación remota. Sobre las condiciones en las que se desarrollan las celebraciones: el espacio de la celebración, su organización, su decoración, sus instrumentos, manual de cantos, etc. Una preparación inmediata. Depende de la capacidad y del número de miembros del equipo el preparar cada una de las celebraciones.
La tarea de evaluación. Resulta importante evaluar posteriormente una celebración. Por ejemplo: examinar la manera como se ha tenido el rito de apertura, o bien, ¿Qué percepción han tenido los fieles de la celebración eucarística?
La formación permanente de sus miembros. Preparación bíblica, pastoral y litúrgica. Capacitación técnica. Formación espiritual.
4) INTEGRANTES Y FUNCIONES DEL EQUIPO LITURGICO
Debe estar constituido por personas que se hacen responsables de los varios servicios litúrgicos, o la menos de su preparación y distribución:
Los que proclaman las lecturas
Los que dirigen la oración o el canto, el organista. Los salmistas.
Los encargados de moniciones o de la plegaria universal
Los ministros extraordinarios de la comunión
El sacristán/fiscales
Los monaguillos
Los que atienden el servicio de acogida
Los encargados de la colecta y las ofrendas
5) FUNCIONES
A)Presidir la Asamblea
Para que se realice en la iglesia esa asamblea, pueblo sacerdotal, se requiere de un ministro ordenado, que representa a Cristo, Cabeza de su Iglesia y que realiza la función de presidir en su nombre la acción litúrgica celebrada bajo el aliento de Espíritu Santo, como ofrenda agradable al Padre celestial. Pero también algunas celebraciones las puede presidir un laico, en ausencia y a petición del sacerdote responsable de su comunidad. Cristo, único y eterno sacerdote, participa su sacerdocio a su iglesia por dos vías:
Por el bautismo nos participa de su misión sacerdotal, común a todos sus seguidores: ordenar todas las cosas hacia Dios.
Por el sacramento del orden, Cristo une a algunos de los bautizados a su sacerdocio Capital, es decir, para que sean cabeza de su iglesia.
B)Animar la celebración.
Animador: el servicio del animador consiste en coordinar, de acuerdo con el presidente, los varios servicios en torno a la celebración: cantos, intenciones de la oración universal, etc. No las hace el o ella, sino que prepara a alguien para que las diga. No se sobrepone al presidente, sino que, en conexión con él, se ocupa de la marcha armónica de la celebración. Lo mas importante del trabajo del animador se realiza antes de la celebración previendo el reparto de los servicios y el modo concreto de realizar las cosas.
Monitor o comentador: Es el que va llevando la celebración. El misal romano habla de él se la siguiente forma: “Entre los ministros que ejercen su oficio fuera del presbiterio esta el comentarista o monitor. Es el que hace las explicaciones para introducir a la asamblea en la celebración y disponerla a participar”
Clases de intervenciones:
Indicativas: de posturas corporales, cómo hacer la procesión, etc.
Explicativas: por ejemplo, para ambientar una lectura desde su contexto histórico y otras.
Exhortativas: por ejemplo, desde que actitud espiritual podemos cantar el salmo responsorial.
El cantor: Es en gran parte tarea del cantor preparar bien toda la celebración y en concreto su ritmo musical, para que todo resulte fluido y sereno. Tendrá que decidir los cantos que se van a realizar, porque no se trata de cantar un canto cualquiera, sino el que sea el mas adecuado para cada momento determinado y para cada Misa, de acuerdo con el tema que presenta la liturgia del día propio. Recomendamos que juntamente con él los demás miembros del equipo litúrgico estudien y decidan sobre que cantos ayudan mejor a vivir la celebración. CANTOS SOLAMENTE LITURGICOS.
El servicio de cantar como solista, o como parte de un coro, y sobre todo el salmista, es uno de los más importantes que pueden realizar los laicos. El canto hace que se manifieste y crezca el sentido de comunidad y de fiesta. El coro es ese grupo de cristianos que se sienten miembros de la comunidad y a la vez un grupo especializado en música y que realizan dentro de la celebración un verdadero ministerio litúrgico.
El organista. En la liturgia no hay ningún otro instrumento que llegue tan profundamente a la sensibilidad humana como el órgano. Crea un clima adecuado de oración que trasporta a la persona a la esfera de lo sagrado, llenándola de serenidad. Hoy se puede utilizar cualquier instrumento, con tal de que ayude a la participación y elevación del alma a Dios. Con el acompañamiento instrumental, si se realiza bien, el canto adquiere mayor consistencia, seguridad y expresividad. Las condiciones para su eficacia son evidentes: el sonido de los instrumentos no debe cubrir las voces, ni dificultar la comprensión del texto. Otras veces el organista crea, el solo, un espacio sonoro antes del comienzo de la celebración para ambientar a la comunidad.
La música no es algo “añadido” a la liturgia, para embellecerla o adornarla, sino que es parte integrante de la misma celebración. El canto y la música en la liturgia viene siendo el alma de la misma.
C)Al servicio de la palabra.
El lector: En toda comunidad es necesario que haya un grupo de personas que puedan realizar el ministerio de lectores, que resulten representativos de la comunidad (laicos y religiosos, adultos mayores y jóvenes, hombres y mujeres), pero sobre todo se trata de que la comunidad pueda escuchar y atender en las mejores condiciones posibles la Palabra de Dios, por los mejores comunicadores de esa comunidad, comunicadores de la palabra que hayan recibido una preparación espiritual y técnica para realizar de la mejor manera su ministerio. La persona que lee para la comunidad, se supone ha leído antes la Palabra y se h dejado convencer y llenar de ella; la ha entendido, la ha aceptado…, y luego, solo luego, se atreve a proclamarla a los hermanos.
El salmista: Es aquella persona preparada para ayudar a sus hermanos a entrar en la dinámica amable y profunda de la salmodia, como respuesta a la lectura. Con su voz modulada intenta dar vida al salmo, y por lo tanto expresar y comunicar los sentimientos de alegría o de dolor, de penitencia o jubilo, de admiración o lamento, que el texto trae y que la música seguramente contribuye a expresar.
D)El servicio del altar.
Los monaguillos: Erróneamente llamados “acólitos”. Los acólitos son ministros (varones) instituidos por el obispo con un ministerio estable. Los monaguillos son aquellas personas, por lo general niños o adolescentes, jóvenes o mayores, que ayudan al sacerdote o al diacono en el servicio del altar. Ellos esta supliendo a los acólitos instituidos. Como ayudantes de los ministros principales, su lugar no es como si fueran diáconos, al lado del presidente y de cara al pueblo, sino en otro plano mas discreto.
El sacristán: Prepara las celebraciones juntamente con el maestro de ceremonias, pero secundándolo. Aunque no tiene una intervención directa en la misma celebración, como el lector o el director del canto, desde su plano mas escondido e indirecto, el sacristán es una persona que tiene una innegable influencia, por el mantenimiento material y la preparación inmediata de todo lo necesario para la celebración. Si tiene una buena sensibilidad litúrgica, puede ayudar en gran manera a que toda la acción se realice en las mejores condiciones y de acuerdo con las líneas de la reforma litúrgica eclesial.
Ministro extraordinario de la comunión.
Las varias funciones incluidas en este ministerio son:
Dentro de la misa: ayudar al sacerdote a repartir la comunión, cuando es grande el numero de comulgantes y faltan otros ministros ordenados; o bien cuando se quiere dar bajo las dos especies.
Fuera de la misa: cuando en ausencia del sacerdote hay fieles que quieran comulgar y no ha podido asistir a misa; llevar la comunión a los enfermos, incluso a modo de viatico.
Celebraciones dominicales en ausencia del sacerdote: en las que los laicos reciben el encargo oficial por parte del obispo de presidir la celebración de la Palabra y distribuir a sus hermanos la Comunión.
Facultad de purificar los vasos sagrados. Después de la celebración, fuera del altar, en la credencia, una vez acabada la celebración y
despedido el pueblo. Esto es propio de los acólitos. En algunas diócesis no les está permitido.
La exposición del Santísimo: sobre todo en las comunidades religiosas, masculinas y femeninas, en ausencia del sacerdote.
E)Para el orden de la asamblea
Recepcionistas-edecanes: Existen en algunos lugares el servicio de recibir a los fieles a la puerta de la iglesia, acomodarlos en los puestos que les corresponden y ordenar las procesiones. Este servicio de la acogida es muy poco conocido. Puede ayudar a que la celebración de comienzo con un mayor clima de fraternidad. Un equipo de acogida puede actuar, sobre todo, al principio de las celebraciones, e integrarse con personas que conozcan a la comunidad y sea conocidas por ella. Personas que sean aceptadas en la comunidad, de carácter amable, de sonrisa fácil, que sepan estar “al quite” en todo momento para responder, para acomodar a las personas en el lugar que les corresponde, haciendo mas humana la entrada en la iglesia.
Puede haber tantos SERVICIOS cuantas sean las necesidades de una comunidad que celebra su fe. Solo busquen que sean reconocidos oficialmente, dignos y bien preparados.
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